La evolución y la involución nos mantienen atrapados en el samsara, el ciclo de nacimientos y muertes. Para liberarnos, debemos emprender una revolución de la conciencia, basada en tres factores: muerte psicológica, que elimina defectos; nacimiento espiritual, que despierta y levanta nuestra kundalini mediante la transmutación sexual; y sacrificio por la humanidad, compartiendo enseñanzas. Este trabajo interno es clave para alcanzar la autorrealización y salir de la rueda mecánica.
Rueda del Samsara (Evolución e involución)
Todos somos chispas que salimos del Sagrado Sol Absoluto y descendemos a esta rueda para aprender mediante la dualidad: el contraste entre bondad y maldad, placer y dolor, entre otros. A través de estas experiencias, la chispa busca comprensión y madurez.
Si no se logra la autorrealización en este ciclo, la chispa entra en la fase de involución, comenzando en el reino animaloide y descendiendo progresivamente por el vegetaloide y mineraloide hasta alcanzar la “muerte segunda”. Aquí, el alma se limpia de defectos mecánicamente, para eventualmente comenzar un nuevo ciclo.

La evolución comienza en el reino mineral, donde el alma, llamada gnomo, se conecta a cuerpos minerales y desarrolla su primer cerebro emocional. Con el tiempo, asciende al reino vegetal, donde se convierte en elemental y recibe un cerebro motor-instintivo, ganando movimiento y capacidad de reproducción. Posteriormente, la chispa transita al reino animal, adoptando el nombre de ánima y desarrollando instintos más complejos, emociones como celos y cariño, y un crecimiento mayor de su ego.
Finalmente, llega al reino humano, donde recibe un tercer cerebro, el intelectual, que le otorga la capacidad de razonar y reflexionar. Aquí tiene 108 existencias para trabajar en su autorrealización. Sin embargo, a partir de la existencia 54, comienza la etapa humanoide, caracterizada por un predominio del sufrimiento debido al aumento de defectos psicológicos.
La Revolución de la conciencia
Para escapar de esta rueda mecánica, es necesaria la revolución de la conciencia, un trabajo interno consciente que consiste en los tres factores:
- Muerte psicológica: Implica observar nuestros defectos y errores, arrepentirnos y trabajar en su eliminación con la ayuda de nuestra Madre Divina. Esto libera porcentajes de conciencia atrapados en el ego.
- Nacimiento espiritual: Este proceso se logra mediante la transmutación de la energía sexual en la unión consciente y amorosa de hombre y mujer, permitiendo la ascensión de la energía por la columna vertebral hasta la cabeza (entrecejo), despertando niveles superiores de conciencia.
- Sacrificio por la humanidad: Consiste en ayudar a otros a comprender y liberarse, compartiendo el conocimiento adquirido, tal como lo hicieron grandes maestros como Buda y Jesús. Este acto altruista mantiene viva y pura la enseñanza espiritual.
Jesús resumió este camino en tres frases esenciales:
- “Niéguese a sí mismo”: Representa la muerte del ego.
- “Tome su cruz”: Simboliza el trabajo de transmutación sexual.
- “Síganme”: Se refiere al sacrificio por la humanidad, enseñando el camino hacia la liberación.
Así, la evolución e involución son leyes mecánicas que simplemente nos hacen girar en la rueda del samsara, mientras que la revolución de la conciencia es el camino consciente hacia la libertad, transformando nuestra esencia y despertando nuestra divinidad interior.