El alcoholismo y las drogas afectan profundamente nuestra vida física, emocional y espiritual. Más allá del daño visible, estos vicios activan defectos internos que nos alejan de la autorrealización. Reflexionar, reconocer las justificaciones del ego y trabajar en la sublimación energética son pasos clave para superar estas adicciones. La liberación requiere voluntad y prácticas como la meditación y la transmutación.
El alcoholismo y la drogadicción no solo afectan el cuerpo físico y las relaciones personales, sino que también obstaculizan el camino hacia la autorrealización espiritual. Necesitamos erradicar estos vicios, ya que impiden el despertar de la conciencia y aumentan la degeneración. Cada vez que caemos bajo los efectos de estas sustancias, el ego gana terreno, alejándonos del verdadero propósito de nuestras vidas.
El impacto del alcoholismo
El alcoholismo, en particular, trae consigo un desfile de comportamientos negativos. Desde hablar de más y perder el control hasta llegar a la ira, el orgullo y las bajas pasiones, el consumo de alcohol activa yoes internos que dominan nuestra conducta. Estos defectos nos llevan a acciones que luego lamentamos profundamente.
A nivel físico, el alcohol destruye órganos vitales. En el ámbito emocional, daña las relaciones familiares y sociales, generando conflictos, violencia y sufrimiento.
La influencia de las drogas
Por su parte, las drogas intensifican la vibración de los poderes subjetivos del ego, llevando a experiencias que parecen espirituales, pero que en realidad son ilusorias, ya que provienen del Ego y de hecho lo robustecen.
En los años sesenta inicia la Era de Acuario bajo la regencia de Urano. Entonces vibra intensamente en toda la Naturaleza la Onda Dionisíaca.
Polo positivo dionisíaco: transmutación sexual, Conciencia despierta, Conocimiento Objetivo, Intuición superlativa, música trascendental de los grandes maestros clásicos, etc.
Polo negativo dionisíaco: degeneración sexual, placeres mediante la droga, hongos, alcohol; música como la de la nueva ola, etc.
Las drogas destruyen no solo el cuerpo físico, sino también los cuerpos internos: etérico, astral, mental y causal. Dañan las capacidades cognitivas, emocionales y espirituales, dejando a la persona desconectada de su verdadero Ser.
El camino hacia la liberación
Salir del alcoholismo y la drogadicción requiere un compromiso radical. Reflexionar sobre los daños causados a uno mismo y a los demás es un primer paso esencial. Reconocer las justificaciones internas como excusas del ego ayuda a fortalecer la voluntad para decir “hasta aquí”.
La sublimación y transmutación de la energía sexual son prácticas clave para regenerar el cuerpo y reconectar con el Ser. Además, es crucial alejarse de círculos sociales que refuercen estos vicios y trabajar en las emociones negativas que puedan alimentar el deseo de consumir.
Enfrentar el ego y los defectos asociados a estas adicciones no es fácil, pero es el único camino hacia una verdadera liberación. La lucha contra el alcoholismo y las drogas no solo transforma nuestra vida actual, sino que también evita que estos defectos sigan acompañándonos en futuras existencias.