Inicio > Simbología y Sueños > Hércules: Simbolismo oculto

Hércules: Simbolismo oculto

Compartir

La mitología griega, encierra profundos significados iniciáticos y espirituales. Hércules simboliza nuestro Cristo Íntimo en el camino hacia la liberación.

El siguiente video narra todas las hazañas del Héroe junto con su significado espiritual

Hércules apenas Develado

En el corazón de la mitología griega se encuentran los dioses del Olimpo, una panteón de divinidades que reside en el monte Olimpo, la montaña más alta de Grecia. Zeus, el rey de los dioses, gobierna el cielo y el trueno, y es conocido por su poder y numerosos amores. Hera, su celosa esposa, es la diosa del matrimonio y la familia. Otros dioses importantes incluyen a Poseidón, dios del mar; Atenea, diosa de la sabiduría y la guerra; Apolo, dios del sol y la música; Artemisa, diosa de la caza; y Afrodita, diosa del amor y la belleza.

En tiempos antiguos, cuando los dioses se mezclaban con los mortales y las leyendas se tejían en cada rincón del mundo, nació un héroe destinado a la grandeza: Hércules, conocido en la mitología griega como Heracles. Éste héroe representa al Cristo Intimo de cada uno de nosotros que debe transitar el camino hacia la Autorrealización.

Los Orígenes Divinos

La historia de Hércules comienza mucho antes de su nacimiento, en el Olimpo, donde Zeus, el rey de los dioses, observaba la tierra y se enamoraba de la belleza de las mortales. Una de estas mortales era Alcmena, una mujer de extraordinaria virtud y belleza, casada con Anfitrión, un distinguido general tebano. Zeus, decidido a unirse a ella, adoptó la apariencia de Anfitrión y se presentó ante Alcmena mientras su verdadero esposo estaba en guerra.

Esa noche, que por el poder de Zeus duró lo que duran tres noches, resultó en la concepción de Hércules. No obstante, la unión no pasó desapercibida para Hera, la celosa esposa de Zeus, quien juró hacer la vida del niño lo más difícil posible.

El Nacimiento del Héroe

Alcmena quedó encinta y, poco después, Anfitrión regresó victorioso de la batalla. Al descubrir la inusual prolongación de la noche en la que supuestamente estuvo con su esposa, Anfitrión consultó al adivino Tiresias, quien reveló la verdad sobre la intervención de Zeus. Aunque sorprendido, Anfitrión aceptó al niño por venir, consciente de su destino divino.

Cuando se acercaba el momento del nacimiento de Hércules, Hera intervino nuevamente, retrasando su llegada al mundo y adelantando el nacimiento de su primo Euristeo, quien, por mandato de Zeus, se convertiría en rey y tendría autoridad sobre Hércules. Ya que Zeus había decretado que el próximo descendiente de Perseo que naciera sería rey.

Desde el primer aliento, Hércules mostró signos de su origen divino. Hera, en un intento de eliminarlo, envió dos serpientes a su cuna. Sin embargo, el pequeño, con fuerza sobrehumana, las estranguló con sus propias manos, dejando a todos asombrados por su poder. Estas serpientes representan defectos que deben ser eliminados al comienzo de la Obra

Hércules no solo fue dotado de fuerza sobrehumana, sino también de una inteligencia aguda y habilidades múltiples, que comenzaron a desarrollarse desde su más tierna infancia. Creció fuerte y saludable bajo la tutela de los mejores maestros de Grecia. 

El Maestro Quirón: Uno de sus más influyentes maestros fue el centauro Quirón, conocido por su sabiduría y habilidad en la enseñanza de jóvenes héroes. Bajo la tutela de Quirón, Hércules aprendió medicina, astronomía, música y ética. Quirón, siendo un centauro benevolente y diferente a sus congéneres, inculcó en Hércules los valores de la justicia y la moralidad, esenciales para su futura grandeza.

Lino y la Lira: A una temprana edad, Hércules fue enviado a aprender música con Lino, hermano del famoso músico Orfeo. Lino intentó enseñar a Hércules a tocar la lira, pero la paciencia del joven héroe era limitada. En un desafortunado incidente, Lino reprendió a Hércules, quien, en un arrebato de furia, golpeó a su maestro con la lira, matándolo accidentalmente. Este incidente reflejó la peligrosa combinación de fuerza y temperamento de Hércules, y resultó en su exilio temporal.

Autólico y la Lucha Libre: Autólico, un renombrado luchador, enseñó a Hércules el arte de la lucha libre. Con su mentor, Hércules desarrolló una técnica impecable, combinando su fuerza bruta con estrategias tácticas, lo que le permitió superar a cualquier adversario que se le presentara.

Eumolpo y la Música: Además de Lino, Eumolpo también intentó enseñar música a Hércules, aunque con más éxito en la disciplina de la flauta y el canto. A pesar de su talento innato, la pasión de Hércules siempre se inclinó más hacia las artes marciales y la caza.

Eurito y el Tiro con Arco: Eurito, famoso arquero, enseñó a Hércules el manejo del arco y las flechas. Bajo su guía, Hércules perfeccionó su puntería y desarrolló una habilidad letal con el arco, que se convertiría en una de sus armas favoritas en sus futuras hazañas.

Castor y el Arte de la Guerra: Castor, instruyó a Hércules en el uso de las armas y las tácticas militares. Con Castor, Hércules aprendió a manejar la espada, la lanza y el escudo, habilidades que serían cruciales en sus innumerables batallas.

Así la infancia y juventud del héroe se fue desarrollando para que, más tarde, Euristeo le encomendara realizar los doce trabajos

Los 12 trabajos de Hércules

1. El León de Nemea

El primer trabajo fue matar al león de Nemea, una criatura aterradora que habitaba los bosques y colinas de Nemea, una región situada en el noreste del Peloponeso. Este león había estado aterrorizando a los aldeanos, devorando ganado y personas por igual. La bestia era conocida por su piel impenetrable, que no podía ser atravesada por ningún arma hecha por el hombre.

Euristeo, lo envió a esta peligrosa misión, esperando que no regresara. Hércules, sin embargo, aceptó el desafío con la determinación y el coraje que lo caracterizaban. Armado con su arco y flechas, una espada y una clava, partió hacia Nemea.

Hércules pasó días recorriendo los bosques de Nemea, buscando al león. Durante su búsqueda, observó los rastros de destrucción dejados por la bestia: cadáveres de animales y restos de aldeanos. Finalmente, encontró al león en la entrada de una cueva de dos bocas. Hércules intentó primero derribar al león con sus flechas, pero pronto se dio cuenta de que eran inútiles contra la piel impenetrable del animal.

Decidido a no rendirse, Hércules bloqueó una de las entradas de la cueva y entró por la otra para enfrentar al león en un combate cuerpo a cuerpo. La batalla fue intensa y peligrosa. El león, con su enorme fuerza y garras afiladas, era un adversario formidable. Hércules, demostrando una valentía y una fuerza sin igual, logró atrapar al león y utilizando su fuerza sobrehumana, estranguló al león con sus propias manos. Una vez muerto el león, Hércules enfrentó el desafío de desollar a la bestia para utilizar su piel como armadura. Descubrió que las garras del mismo león eran lo único suficientemente afilado para cortar su piel impenetrable. Utilizó estas garras para desollar al animal y se vistió con su piel, que le proporcionó una protección sin igual en sus futuros trabajos.

Desde una perspectiva espiritual y alquímica, el león de Nemea representa las pasiones y los instintos desenfrenados que todo lo consumen. Estos instintos, cuando no son controlados, pueden llevar a la destrucción y al caos. Sin embargo, cuando son dominados, se convierten en una fuente de fortaleza y protección.

Este trabajo representa la lucha contra las pasiones internas y la necesidad de transmutar la energía sexual en lugar de derrocharla. Este control del fuego interno, la energía sexual, es fundamental en el camino espiritual. El león es a menudo un símbolo del fuego y de la fuerza vital que debe ser purificada y transformada.

Hércules, al vestirse con la piel del león, simboliza la integración de esta fuerza dominada, convirtiéndola en una protección y un poder interno. Es la transmutación de las energías sexuales (el fuego) en fortaleza espiritual. Hércules logró esta hazaña a los 18 años, es decir en la novena esfera, representando el Arcano AZF.

En la alquimia, el león se asocia con el “león verde”, que representa el estado bruto de la materia prima que debe ser purificada y transformada. Este proceso de transformación es esencial en la obra alquímica, donde la materia impura es sometida a la purificación mediante el fuego alquímico. Hércules, al dominar al león de Nemea, representa esta purificación y transformación, donde las energías más bajas y brutas son transmutadas en una fuerza superior.

2. La Hidra de Lerna

La segunda tarea de Hércules lo llevó a los oscuros y húmedos pantanos de Lerna, hogar de la temida Hidra, una criatura monstruosa con múltiples cabezas. Esta prueba simbolizó la lucha contra las múltiples facetas de los defectos que residen en el ser humano.

Lerna era una región pantanosa y sombría, famosa por sus fuentes y lagunas. Según la mitología, era también el lugar donde se encontraba la entrada al inframundo. La Hidra, una criatura con cuerpos de serpiente y múltiples cabezas, habitaba en esta región y sembraba el terror entre los habitantes. Cada vez que una de sus cabezas era cortada, dos más crecían en su lugar, y su aliento venenoso podía matar a cualquier ser vivo que se le acercara.

Hércules, decidido a enfrentar el desafío, partió hacia Lerna acompañado por su sobrino Iolaos, quien sería crucial en la batalla que se avecinaba.

Llegó a los pantanos de Lerna y localizó la cueva donde la Hidra se escondía. Para atraer a la criatura fuera de su guarida, Hércules disparó flechas incendiarias en la entrada de la cueva. La Hidra, furiosa por la intrusión, emergió con todas sus cabezas escupiendo veneno.

Hércules atacó a la Hidra con su espada, cortando sus cabezas una por una. Sin embargo, para su consternación, cada vez que cortaba una cabeza, dos nuevas crecían en su lugar. La situación parecía desesperada, ya que cada vez había más cabezas que enfrentar. Además, una de las cabezas de la Hidra era inmortal y no podía ser destruida.

Aquí es donde la astucia de Hércules y la colaboración de Iolaos jugaron un papel crucial. Hércules cortaba las cabezas, y Iolaos, siguiendo las instrucciones de Hércules, cauterizaba los cuellos con antorchas encendidas, evitando así que las cabezas se regeneraran. 

Como un acto final, Hércules mojó sus flechas en la sangre venenosa de la Hidra, haciendo que sus armas fueran letales para cualquier adversario futuro. 

La Hidra de Lerna representa los defectos psicológicos que residen dentro de nosotros, mientras que el pantano está simbolizando las aguas sucias, es decir la energía ennegrecida por nuestras bajas pasiones y derroche. Las múltiples cabezas de la Hidra simbolizan los numerosos yoes o egos que constituyen nuestra personalidad lunar. La espada de Hércules representa la voluntad, mientras que el fuego de Iolaos simboliza al trabajo con el fuego sexual en la alquimia, ya que Iolaos nos recuerda al IAO = Ignis, Aqua, Origo.

3. La Cierva de Cerinia

El tercer trabajo de Hércules lo llevó a una tarea que combinaba agilidad, paciencia y compasión: capturar viva a la cierva de Cerinia, un animal sagrado para la diosa Artemisa. Este trabajo no solo puso a prueba la destreza y la resistencia de Hércules, sino que también subrayó su capacidad para mostrar respeto y cuidado hacia lo divino.

La cierva de Cerinia era un animal magnífico y esquivo, dotado de pezuñas de bronce y cuernos de oro. Su velocidad era legendaria, y había sido consagrada a Artemisa, la diosa de la caza y de la naturaleza salvaje. Hércules debía capturar a la cierva sin causarle daño.

Inició su búsqueda de la cierva y, durante un año entero, la persiguió incansablemente por todo el territorio griego. La cierva lo llevó a través de densos bosques, montañas escarpadas y vastas llanuras. La perseverancia de Hércules fue puesta a prueba, pero su determinación nunca flaqueó. 

Finalmente, después de un año de incesante persecución, Hércules encontró a la cierva bebiendo en un arroyo. Aprovechando este momento de vulnerabilidad, Hércules lanzó un suave lazo y logró capturar al esquivo animal sin causarle daño. Esta captura no solo fue un testimonio de su habilidad y destreza, sino también de su profundo respeto por la vida y lo sagrado.

Hércules llevó la cierva de vuelta a Micenas para presentarla al rey Euristeo. En el camino, se encontró con Artemisa y Apolo, quienes estaban indignados por la captura de la cierva sagrada. Hércules, demostrando su reverencia y respeto por los dioses, explicó que lo hacía como parte de sus pruebas y prometió devolver la cierva una vez completada la tarea. Satisfechos con su respuesta, los dioses permitieron que Hércules continuara.

Al llegar a Micenas, Hércules presentó la cierva a Euristeo, quien intentó quedarse con el animal. Sin embargo, la cierva, milagrosamente, escapó y regresó al santuario de Artemisa, cumpliendo así la promesa de Hércules.

La captura de la cierva de Cerinia representa la maestría sobre los instintos y deseos más sutiles. Este trabajo refleja la importancia de la transmutación de las energías internas y el saber ser paciente en el camino espiritual.

La persecución de la cierva durante un año entero simboliza el proceso de refinamiento y purificación. La captura sin daño indica la necesidad de manejar estas energías con gran cuidado y reverencia.

4. El Jabalí de Erimanto

El cuarto trabajo de Hércules lo llevó a las frías y nevadas montañas de Erimanto, donde debía capturar al temible jabalí que había estado aterrorizando la región. El jabalí de Erimanto era una bestia feroz y gigantesca, conocida por su brutalidad y su capacidad para destruir cultivos y atacar a los habitantes locales.

Hércules se adentró en las montañas de Erimanto, un territorio inhóspito y cubierto de nieve. Las condiciones eran extremadamente difíciles: el terreno era escarpado y resbaladizo, y el clima implacable. Durante días, rastreó los movimientos del jabalí, observando sus huellas y estudiando su comportamiento.

Finalmente, Hércules encontró al jabalí en un bosque denso. La criatura, al percibir la presencia de Hércules, se lanzó al ataque con una furia descontrolada. Hércules, con astucia, guió al jabalí hasta un banco de nieve profundo. La bestia, exhausta y atrapada por la nieve, se encontró incapacitada para continuar su feroz resistencia. Hércules aprovechó para lanzarse sobre el jabalí y, usando su increíble fuerza, lo inmovilizó y ató. A pesar de la naturaleza salvaje del jabalí, Hércules logró capturarlo vivo, cumpliendo así con la tarea encomendada.

Con el jabalí capturado, Hércules emprendió el regreso a Micenas. La visión del feroz jabalí atado y sometido causó un gran impacto en el rey Euristeo. En una muestra de temor y cobardía, Euristeo se escondió en una gran tinaja para evitar el encuentro con el animal. 

La captura del jabalí de Erimanto simboliza la confrontación y el control de los impulsos desbocados y las pasiones incontroladas dentro de uno mismo. Este trabajo representa la lucha contra los aspectos más instintivos y primitivos de nuestra naturaleza, aquellos impulsos que, si no son dominados, pueden llevar a la destrucción y al caos.

La nieve y el frío de las montañas de Erimanto hacen alusión al frío lunar que puede estancar el trabajo interior.

5. Los Establos de Augías

El quinto trabajo que Hércules debía realizar bajo las órdenes del rey Euristeo fue limpiar los inmensos y sucios establos del rey Augías. El rey Augías, hijo del dios Helios, poseía un vasto rebaño de ganado compuesto por más de mil cabezas. Sin embargo, los establos donde se mantenía el ganado no habían sido limpiados en muchos años, acumulando una cantidad descomunal de estiércol.

Al llegar al reino de Augías, Hércules se presentó ante el rey y le propuso limpiar los establos antes del anochecer a cambio de una décima parte del ganado. Augías, incrédulo y convencido de que Hércules no sería capaz de cumplir su promesa, aceptó el trato con la condición de que la tarea se completara en el tiempo estipulado.

Hércules, ideó un plan audaz. En lugar de intentar limpiar los establos manualmente, abrió las puertas de los establos y desvió el curso de los ríos Alfeo y Peneo para que sus aguas atravesaran los establos, arrastrando con ellas toda la suciedad y el estiércol acumulado. Estos dos ríos están simbolizando los canales energéticos de Idá y Pingalá por los cuales debe fluir la energía, representada por el agua.

Las aguas torrenciales de los ríos limpiaron completamente los establos antes del anochecer, es decir antes de que vengan las tinieblas de la ignorancia, cumpliendo así con el desafío impuesto por Augías. 

A pesar de haber cumplido con su promesa, Augías se negó a recompensar a Hércules, argumentando que había realizado la tarea utilizando medios externos y no su propia fuerza. 

La limpieza de los establos de Augías representa la purificación de los aspectos más oscuros y descuidados de nuestra psique. Este trabajo simboliza la necesidad de enfrentar y limpiar los elementos subconscientes y las impurezas que acumulamos a lo largo del tiempo. Hércules realiza un acto de alquimia, transformando lo sucio y caótico en algo limpio y ordenado, preparándose así para los siguientes pasos en su autoconocimiento.

6. Las Aves del Estínfalo

El sexto trabajo de Hércules lo llevó a enfrentarse a las temibles aves del Estínfalo, unas criaturas míticas que representaban un gran peligro tanto para la gente como para los cultivos de la región. 

Las aves del Estínfalo eran monstruos alados con picos de bronce y plumas metálicas que podían arrojar como dardos, causando una gran destrucción y terror en la región del lago Estínfalo. Estas aves carnívoras se escondían en un denso bosque cerca del lago, desde donde lanzaban sus ataques, devastando cultivos y aterrorizando a los habitantes de la zona. La tarea de Hércules era librar a la región de esta plaga mortal.

Al llegar al lago Estínfalo, Hércules se enfrentó al desafío de sacar a las aves de su escondite en el denso bosque. Fue entonces cuando la diosa Atenea, quien había estado observando sus esfuerzos, decidió ayudarlo. Atenea le entregó a Hércules unos cascabeles de bronce, forjados por el dios Hefesto, para que los usara para asustar a las aves y hacerlas salir de su refugio.

Hércules, comprendiendo la importancia de la ayuda divina, utilizó los cascabeles de bronce para hacer un estruendoso ruido, que resonó por todo el bosque. El sonido metálico y penetrante hizo que las aves salieran de sus escondites y volaran en desorden hacia el cielo. 

Con las aves ahora al descubierto y en pleno vuelo, Hércules utilizó su arco y flechas envenenadas, que había mojado previamente en la sangre de la Hidra de Lerna, para abatirlas. Las flechas, impregnadas con el veneno mortal, resultaron ser efectivas contra las aves del Estínfalo. 

El sexto trabajo de Hércules, simboliza la lucha contra los agregados psíquicos brujescos que habitan en los trasfondos inconscientes de la mente humana. Como así también pensamientos y emociones negativas que, si no se controlan, pueden causar destrucción y caos en nuestras vidas. Estos agregados psíquicos son aspectos de nosotros mismos relacionados con la magia negra que nos alejan de la voluntad divina.

7. El Toro de Creta

El séptimo trabajo llevó a Hércules a la legendaria isla de Creta, hogar del famoso toro de Creta, una magnífica bestia que Poseidón había enviado al rey Minos. Poseidón esperaba que Minos sacrificara el toro en su honor, pero Minos, impresionado por la belleza de la criatura, decidió mantenerlo con vida y sacrificó otro toro en su lugar. Enfurecido por este acto de desobediencia, Poseidón hizo que el toro se volviera salvaje, causando estragos en toda la isla de Creta y convirtiéndose en un gran problema para el rey Minos. 

Hércules fue llamado a capturar al toro y poner fin a su rastro de destrucción.

Al llegar a Creta, Hércules se dirigió al palacio del rey Minos, quien, aunque receloso, permitió que Hércules intentara capturar al toro. Minos, consciente de la ferocidad del toro y de los estragos que había causado, ofreció su ayuda, pero Hércules, confiado en sus habilidades, prefirió enfrentar el desafío solo.

Hércules comenzó su búsqueda del toro en los vastos campos de Creta. Después de varios días de rastrear y seguir las huellas de la bestia, finalmente lo encontró pastando cerca de la costa. Hércules, se acercó sigilosamente al toro y logró sujetarlo por los cuernos. En una lucha que demostró tanto la resistencia del toro como la tenacidad de Hércules, la bestia intentó embestirlo y lanzarlo al suelo. Tras una intensa batalla, Hércules logró domar al toro, atándolo firmemente para llevarlo de regreso a Micenas.

Hércules llevó al toro de vuelta a Micenas sobre sus hombros, recorriendo el largo trayecto desde Creta con su carga. Al llegar a Micenas, presentó el toro al rey Euristeo

El toro de Creta representa a los impulsos sexuales irreflexivos y las pasiones descontroladas que deben ser dominadas y transformadas, como así también el toro está simbolizando a la ira desenfrenada. Este trabajo, muestra la importancia de controlar estos impulsos para alcanzar una mayor realización espiritual.

8. Las Yeguas de Diomedes

El octavo trabajo de Hércules lo llevó a la tierra salvaje de Tracia, donde se enfrentó a las yeguas carnívoras de Diomedes. 

Diomedes, el rey de Tracia, era conocido por su crueldad y por poseer una serie de yeguas que se alimentaban de carne humana. Estas bestias eran mantenidas en establos de hierro y eran tan feroces que cualquier persona que se acercara corría el riesgo de ser devorada. La misión de Hércules era capturar estas yeguas y llevarlas de vuelta a Micenas.

Antes de partir, Hércules reunió a un grupo de valientes compañeros que lo ayudarían en su empresa. 

Al llegar a Tracia, Hércules y sus compañeros se encontraron con los hombres de Diomedes, quienes estaban igualmente preparados para defender a su rey y sus bestias. Una feroz batalla se desató entre los dos grupos. Hércules, lideró a sus compañeros en la lucha, derrotando a los soldados de Diomedes y llegando finalmente a los establos de hierro donde estaban las yeguas.

Derrotó a Diomedes en combate y alimentó a las yeguas con el cuerpo del propio rey cruel. Este acto no solo calmó a las yeguas, sino que también sirvió como un castigo simbólico por la brutalidad de Diomedes.

Durante el proceso de controlar y domar a las yeguas, su amigo Abderos intentó ayudar, pero fue atrapado por las bestias y devorado. Hércules, en honor a su amigo caído, fundó la ciudad de Abdera en su memoria. 

Con las yeguas finalmente domadas, Hércules las llevó de vuelta a Micenas. Al llegar a Micenas, las yeguas fueron entregadas al rey Euristeo, cumpliendo así con éxito otro de los trabajos asignados a Hércules.

Las yeguas de Diomedes representan los elementos pasionarios infrahumanos que existen en nuestros propios abismos inconscientes. Enfrentarse a estas bestias simboliza el enfrentamiento y la superación de las pasiones más bajas y descontroladas que habitan en nuestro interior.

Existe la necesidad de transformar y purificar estos deseos a través de la transmutación alquímica, utilizando la voluntad y la disciplina para convertir los impulsos destructivos en fuerza espiritual.

9. El Cinturón de Hipólita

El noveno trabajo de Hércules lo llevó a la tierra de las Amazonas, una tribu de mujeres guerreras lideradas por la reina Hipólita. 

El rey Euristeo le había encargado a Hércules recuperar el cinturón de Hipólita, para dárselo a su hija Admeta. Hipólita, la reina de las Amazonas, llevaba un cinturón dorado que le había regalado Ares, el dios de la guerra. Este cinturón no solo representaba su liderazgo, sino que también poseía un valor espiritual.

Hércules, navegó hasta la tierra de las Amazonas. Al llegar, se encontró con Hipólita y, admirando su valentía y nobleza, le explicó su misión. Hipólita, impresionada por la sinceridad y el valor de Hércules, estuvo dispuesta a entregarle el cinturón voluntariamente.

Sin embargo, Hera disfrazada de amazona sembró el caos y la desconfianza entre las filas de las Amazonas, haciendo creer a las guerreras que Hércules planeaba secuestrar a su reina.

El engaño de Hera provocó un enfrentamiento entre las Amazonas y los hombres de Hércules. En medio de la confusión y la batalla, Hércules, creyendo que había sido traicionado por Hipólita, se vio obligado a defenderse. En el caos que siguió, Hipólita fue asesinada, y Hércules tomó el cinturón.

Ese cinto maravilloso, análogo al de Venus y emblema de la feminidad, pierde todo significado y valor al ser separado de su legítima poseedora; Solo el Amor hace su conquista realmente significativa y valedera. Es crucial entender y equilibrar los aspectos masculinos y femeninos dentro de nosotros. El hombre debe feminizarse y la mujer masculinizarse, es decir, comprender el aspecto femenino desde el punto de vista de masculino y viceversa, logrando un equilibrio perfecto entre las energías internas.

10. El Ganado de Gerión

El décimo trabajo de Hércules lo llevó a uno de los rincones más remotos del mundo antiguo, la isla de Eritia, hogar del temido Gerión. Este monstruo de tres cuerpos y tres cabezas era conocido no solo por su fuerza formidable, sino también por poseer un rebaño de ganado rojo que pastaba en la lejana isla, custodiado por el feroz pastor Euritión y su perro de dos cabezas, Ortro.

La travesía para llegar a Eritia fue una odisea en sí misma. Hércules tuvo que cruzar el vasto desierto de Libia y el ancho Océano Atlántico. En su viaje, creó los pilares de Hércules ubicadas en el Estrecho de Gibraltar. Éstas dos columnas están simbolizando a Jachin y Boaz, las dos columnas del templo interior de cada uno.

Al llegar a la isla, Hércules se encontró con Euritión y Ortro, quienes inmediatamente lo atacaron. Hércules, con su arco y sus flechas envenenadas, mató primero a Ortro, el feroz perro de dos cabezas. Luego, derrotó a Euritión antes de enfrentarse a Gerión.

El enfrentamiento con Gerión fue épico. El monstruo de tres cuerpos luchó con una fuerza sobrehumana, pero Hércules, lo abatió con una flecha envenenada disparada con tal precisión que atravesó sus tres cuerpos simultáneamente. Con Gerión muerto, Hércules tomó el ganado y comenzó su viaje de regreso a Grecia.

El retorno a Micenas no fue menos complicado. En el camino, Hércules se encontró con múltiples desafíos. Entre ellos estaba Caco, un gigante ladrón que robó parte del ganado. Hércules lo persiguió hasta su cueva y lo mató, recuperando el ganado robado. El ladrón Caco representa el mal ladrón que roba las energías sexuales para satisfacer deseos de pasión, éste mismo simbolismo se repite con el mal ladrón, llamado Gestas, que fue crucificado a la izquierda de Jesús el Cristo.

El ganado de Gerión simboliza la energía sexual y espiritual que debemos transformar y purificar, para luego ser utilizada en la transmutación alquímica. No debemos dejar que Caco, el ladrón interior, nos robe esa energía.

El enfrentamiento con Gerión y sus guardianes simboliza la lucha interna contra nuestras propias limitaciones y defectos. La muerte de Ortro y Euritión, y finalmente de Gerión, representa la victoria sobre los obstáculos internos que nos impiden alcanzar nuestra verdadera esencia espiritual. Es un simbolismo que alude al desprendimiento.

11. Las Manzanas de las Hespérides

El penúltimo trabajo de Hércules se considera uno de los más enigmáticos. La misión era obtener las manzanas doradas del jardín de las Hespérides, unas frutas mágicas que conferían la inmortalidad y que estaban custodiadas por las ninfas Hespérides y un dragón inmortal llamado Ladón.

Las manzanas doradas crecían en un jardín en un lugar desconocido del mundo occidental, un rincón misterioso y celosamente guardado por las Hespérides, hijas de Atlas, y el dragón de cien cabezas, Ladón. Estas manzanas eran un regalo de bodas de Gea a Hera, convirtiendo el jardín en un símbolo de abundancia y eterna juventud.

Para hallar el jardín, Hércules emprendió una extensa y ardua búsqueda. En su travesía, se encontró con Nereo, el dios del mar, quien le revelara la ubicación del jardín. También liberó a Prometeo de su tormento en el Cáucaso, quien en agradecimiento le dio indicaciones cruciales para encontrar a Atlas. Luego encontró a Atlas, el titán condenado a sostener el cielo sobre sus hombros. Hércules le pidió ayuda a Atlas para obtener las manzanas.

Atlas, que conocía el jardín, aceptó la propuesta de Hércules con la condición de que él sostuviera el cielo mientras tanto. Hércules aceptó y tomó la carga de Atlas. Atlas fue al jardín, derrotó a Ladón y regresó con las manzanas doradas.

Sin embargo, Atlas, al sentirse libre de su carga por primera vez en eones, no quería retomar su responsabilidad. Hércules, con astucia, fingió aceptar la oferta de Atlas de llevar las manzanas a Euristeo, pero le pidió que sostuviera el cielo un momento mientras él se ajustaba su capa. Atlas aceptó, y Hércules rápidamente tomó las manzanas y partió.

Las manzanas doradas representan la sabiduría y los frutos del conocimiento esotérico que otorgan la inmortalidad, aludiendo también al Árbol de la ciencia del bien y del mal, cuyo fruto, la manzanas que no se deben comer representan la unión sexual para transmutar las energías creadoras, el comer de la manzana indica caída o fornicación. 

Atlas, que sostiene el cielo, simboliza la columna vertebral del alquimista, el canal por el que ascienden las energías espirituales. 

Por robar el fuego y dárselo a los hombres, Zeus castiga a Prometeo. Lo manda a encadenar a una roca en el Cáucaso y le manda un águila, que le devora el hígado. Ese fuego hace alusión al conocimiento y al fuego sexual que debe ser transmutado, pero Prometeo fue encadenado a la Roca, lo que indica que por nuestras bajas pasiones en lugar de recibir el conocimiento nos hemos encadenado al sexo. El hígado está relacionado con las emociones y el cuerpo astral.

12. El Can Cerbero

El duodécimo y último trabajo de Hércules consistió en capturar a Cerbero, el perro de tres cabezas que guardaba las puertas del inframundo.

Cerbero era el temido guardián del Hades, encargado de impedir que los muertos salieran del inframundo y que los vivos entraran sin permiso. Con tres cabezas, una melena de serpientes y una cola de dragón, Cerbero era una criatura formidable

Para este trabajo, Hércules necesitaba descender al Hades, una hazaña que pocos mortales podían intentar y aún menos sobrevivir. Antes de su viaje, buscó consejo y apoyo de varios dioses.

Al llegar al Hades, Hércules se presentó ante Hades, el dios del inframundo, y Perséfone, su esposa. Les explicó su misión y ellos le permitieron llevarse a Cerbero, pero con una condición: debía capturarlo sin utilizar ninguna arma.

Hércules se enfrentó a Cerbero con sus propias manos. Después de una feroz lucha, logró someter al monstruo, soportando sus mordidas y los ataques de su cola de dragón. 

Con Cerbero dominado, Hércules ascendió de nuevo a la superficie y lo llevó de vuelta a Micenas, completando así su último y más peligroso trabajo.

Esa region del inframundo hace alusion a la novena esfera, el sexo. “El Perro Guía”, conduce siempre al iniciado por el angosto camino que va de las tinieblas a la luz. Adueñarse completamente del perro Tricípite sin arma alguna, significa de hecho, control absoluto sobre el Sexo.

Después de completar sus doce trabajos, Hércules continuó teniendo numerosas aventuras y enfrentándose a diversos desafíos. Uno de los episodios más notables de su vida posterior ocurrió cuando fue vendido como esclavo a Ónfale, la reina de Lidia, como castigo por matar a Ífito. Durante su servidumbre, Hércules realizó varios trabajos domésticos y, en una curiosa inversión de roles, fue obligado a vestirse con ropas femeninas mientras Ónfale vestía su piel de león y portaba su maza. 

Este simbolismo muestra los trabajos psicológicos que debe hacer el Hombre Solar para recuperar su androginismo original. Tanto los hombres como las mujeres, a esas alturas deben eliminar los defectos psicológicos asociados al machismo y al feminismo.

Después de su tiempo con Ónfale, Hércules se casó con Deyanira, una princesa de Calidón. En su viaje de regreso a su hogar, la pareja tuvo que cruzar el río Eveno, donde encontraron al centauro Neso. Neso ofreció llevar a Deyanira al otro lado del río, pero intentó secuestrarla. Hércules, enfurecido, lo mató con una flecha envenenada. Mientras agonizaba, Neso le dijo a Deyanira que su sangre actuaría como una poción para asegurar la fidelidad de Hércules. Años después, Deyanira, temerosa de que Hércules la abandonara por otra mujer, recordó las palabras de Neso y empapó un manto con la sangre envenenada del centauro. Cuando Hércules se puso el manto, el veneno le causó un dolor insoportable y quemaduras en la piel. Atormentado por el sufrimiento, Hércules buscó refugio en el monte Eta. Comprendiendo que su vida estaba llegando a su fin, decidió construir una pira funeraria para sí mismo.
Aqui se está representando las últimas purificaciones por el fuego, para liberarse de todo detalle de imperfección que pueda quedar. Hercules representa al azufre y Deyanira al mercurio, y por acción del fuego es posible la eliminación de todo defecto

Zeus, al ver el sufrimiento de su hijo y reconociendo sus logros y penurias, envió a Atenea para llevar a Hércules al Olimpo. Al morir en la pira, su parte mortal fue consumida, pero su esencia divina ascendió al Olimpo. Allí fue recibido como un dios, reconciliado con Hera, y se casó con Hebe, la diosa de la juventud.
Aquí se muestra la apoteosis del héroe solar, que luego de eliminar toda imperfección retorna como prototipo divinal y se casa con Hebe, es decir el Alma divina. 


Compartir
Scroll al inicio