Inicio > Curso de Autoconocimiento > Retorno y Recurrencia | Todo vuelve a ocurrir más sus consecuencias

Retorno y Recurrencia | Todo vuelve a ocurrir más sus consecuencias

Compartir

El retorno y la recurrencia explican cómo la vida se repite tras la muerte. El retorno es volver a la existencia física, llevando consigo las escenas grabadas de vidas pasadas. La recurrencia implica revivir esos eventos con sus consecuencias, guiados por nuestros defectos psicológicos. Al eliminar esos defectos y actuar conscientemente, rompemos patrones repetitivos, permitiendo que nuestra esencia tome el control.

En este video se explica el tema con mayor profundidad.

El retorno y la recurrencia: Comprendiendo su significado

El retorno es el proceso mediante el cual volvemos a la existencia física tras desencarnar, es decir, después de la muerte del cuerpo físico. Cuando dejamos nuestro cuerpo, nuestra alma permanece en un estado de espera en el “limbo” hasta encontrar un nuevo cuerpo físico. Este regreso a la vida es lo que conocemos como retorno.

Por otro lado, la recurrencia implica que lo que vivimos en una existencia se repite en la siguiente, aunque con sus respectivas consecuencias. Es decir, nuestra vida es como una película donde cada escena queda grabada en nuestra psicología. Al retornar, revivimos esas escenas, aunque las circunstancias externas, como la época, las vestimentas o las costumbres, puedan variar. Sin embargo, nuestros defectos psicológicos —celos, ira, codicia, entre otros defectos— siguen existiendo y nos llevan a repetir patrones.

La película de nuestras vidas

Imaginemos a un anciano que muere y deja su cuerpo físico atrás. Su vida completa, como una película con cada escena, queda guardada en su esencia. Al retornar como un bebé, esas escenas comienzan a desplegarse nuevamente. Por ejemplo, si en una vida pasada un hombre hirió a otra persona, en su siguiente existencia enfrentará las consecuencias de ese acto. La persona herida se convierte en el agresor, y así se cumple la ley del karma, que nos permite aprender de nuestras acciones.

El karma actúa como un mecanismo de aprendizaje, donde los actos y sus consecuencias nos enfrentan a nuestras acciones pasadas. Si alguien roba en una vida, en la siguiente será víctima de un robo, experimentando en carne propia lo que provocó.

Repetición de relaciones y patrones

Las relaciones humanas también siguen este patrón de recurrencia. Por ejemplo, si una pareja se enamora en una vida pasada, las escenas que vivieron juntos quedan grabadas en sus respectivas psicologías. Al retornar, sus defectos (celos, deseo, etc.) los llevarán a encontrarse nuevamente, repitiendo las mismas situaciones bajo las influencias de la época actual.

Incluso situaciones de infidelidad se reflejan de forma inversa en vidas futuras. Así, el karma no solo se manifiesta en acciones individuales, sino también en nuestras relaciones, y eso constituye la base del aprendizaje, claro, si nos ponemos a reflexionar y comprender profundamente las diversas situaciones de la vida.

Actos y su impacto en la recurrencia

Existen tres tipos de actos que determinan nuestras experiencias:

  1. Actos de la recurrencia: Son las acciones guiadas por el ego y los defectos psicológicos que perpetúan ciclos repetitivos en nuestra vida. Cada acción trae consigo una consecuencia que se suma a la película de nuestra existencia. Por ejemplo, una palabra hiriente en una vida puede retornar como un insulto más fuerte en la siguiente (o llevar a algo peor).
  2. Actos accidentales: Estos no estaban previstos en la película de nuestra vida. Por ejemplo, un accidente automovilístico por estar distraído con el celular genera una nueva recurrencia. Estos actos suelen ser el resultado de nuestra falta de consciencia y atención.
  3. Actos conscientes: Son aquellos realizados desde la autoobservación y la plena consciencia, en los que no permitimos que el ego dicte nuestras acciones. Al ser conscientes, evitamos la recurrencia y podemos cambiar nuestro destino, rompiendo ciclos mecánicos y permitiendo que nuestra esencia actúe libre de defectos.

Rompiendo el ciclo de la recurrencia

La clave para escapar de la recurrencia radica en eliminar los defectos psicológicos que nos llevan a repetir patrones. Si eliminamos, por ejemplo, el defecto del alcoholismo, las escenas relacionadas con este hábito no podrán manifestarse en nuestra vida. Del mismo modo, reaccionar de forma consciente ante un insulto o provocación evita que esas situaciones se perpetúen en futuras existencias.

Nuestros defectos son los actores de la película de nuestra vida. Sin ellos, la película no puede continuar. Cuando logramos eliminar los defectos, permitimos que nuestro Ser tome el control total de nuestra existencia, abriendo la puerta a experiencias nuevas.


Compartir
Scroll al inicio